Tras caídas del 75% en abril, el sector remonta en la desescalada con subidas del casi el 10% con respecto al mismo mes del año anterior
Ha sido la música de fondo en estos últimos meses. El ruido de martillos y radiales ha acompañado las siestas en muchos bloques, después de que gran parte de sus propietarios se hayan lanzado a reformar sus viviendas. El confinamiento convirtió ese lugar de paso que era la casa en refugio frente a la pandemia, en oficina improvisada ante un teletrabajo impuesto y en un hogar, que se reveló con más deficiencias e incomodidades de las iniciales.
Andimac, patronal del sector de las reformas, presentó en julio un informe en el que aseguraba que seis de cada diez hogares españoles estaban dispuestos a realizar reformas tras la pandemia. «Muchos han podido percatarse de las deficiencias en sus viviendas y plantearse futuras mejoras, al margen de que posiblemente su uso intensivo haya deteriorado el estado de determinadas estancias», apuntan.
Las obras y reformas no urgentes, que estuvieron prohibidas desde mediados de marzo hasta finales de abril (cuando solo se podían hacer trabajos de nueva construcción o en inmuebles deshabitados), se retomaron, aunque con limitaciones de seguridad e higiene, a partir del 25 de mayo. «Así, las caídas continuadas de actividad del 35% en marzo y del 75% en abril se suavizaron al 10% en mayo y ya en junio comenzó la reactivación, con un 8% más de negocio que en el mismo mes de 2019», detallan desde la patronal. «Fue abrir tras el confinamiento y el teléfono se nos caía abajo», recuerda Raúl del Pozo, fundador y propietario de una empresa de reformas con sede en el municipio malagueño de Alameda.
Admite que le sorprendió porque durante los meses que el negocio permaneció parado no dejó de pensar en quién iba a querer meterse en una obra, con la crisis económica que se avecinaba, o quiénes iban a retomar esa reforma que quedó aparcada antes del estado de alarma si se veían afectados por un ERTE o eran despedidos. «Mayo siempre es un mes bueno y para las previsiones que inicialmente teníamos no ha estado nada mal. Podemos llorar con un ojo, porque con dos meses completamente parados por el confinamiento, el beneficio a final de año ha sido igual o, incluso, algo mayor al del pasado año», asegura Del Pozo.
Avalancha de pedidos
Y es que la «avalancha» de pedidos que empezaron a recibir desde mayo disipó cualquier miedo. Desde entonces, no han parado de firmar contratos para volver acondicionar terrazas que habían sido cerradas para ganarle espacio a la vivienda. «Ahora la gente quiere un espacio en casa donde salir a respirar y no sentirse encerrado», aclara Del Pozo. Pero también han realizado muchas reformas de baños y cocinas. Han sido las más frecuentes. Son las que tienen usos más intensivos y un elevado componente de personalidad. Y también las que obligan a realizar mayores desembolsos. El estudio ‘Reformar por el precio justo’, de Andimac (Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción), recoge que el desembolso de una reforma integral, oscila entre 5.700 y 5.400 euros. En conjunto, pueden acaparar casi el 49% del presupuesto total de una reforma sin aplicar el IVA.
Sin embargo, antes del verano el temor a futuros rebrotes impulsó actuaciones relacionadas con las piscinas y los aires acondicionados. Desde plataformas online del sector de la reforma y la reparación, confirman que durante los meses de verano una de las tendencias fue mejorar el confort de las zonas exteriores de la vivienda, como jardines y terrazas. «En Málaga, concretamente, la solicitud de construcción de piscinas se duplicó y triplicó en algunos meses con respecto al mismo periodo del año anterior y la instalación de toldos fue más demandada que el verano anterior de forma muy significativa», matizan.
Empresas especializadas en reformas integrales de viviendas (con sede en Vélez-Málaga), suscriben la creciente demanda en la construcción de piscinas en estos últimos meses en Málaga, sobre todo, en la zona de Rincón de la Victoria y Marbella. «Hemos recibido más de 300 solicitudes de presupuesto para estas actuaciones cuando en 2019 apenas llegaron a las 130», asegura Diego Medina, quien apostilla que tienen contratos cerrados para todo 2021.
La entrada en vigor hace dos años de la Ordenanza de tramitación de licencias urbanísticas, declaraciones responsables y demás medios de intervención en el uso de suelo y la edificación liberó a los malagueños de tener que solicitar un permiso al Ayuntamiento para realizar obras menores o pequeñas intervenciones para reformas en sus casas. Antes, quien quisiera hacer una adecuación de su cuarto de baño, tenía que pedir una licencia, pero ahora ya no es necesario.
Esas pequeñas actuaciones escapan al control de la administración local, sin embargo, sigue habiendo otras que sí requieren de una declaración responsable por parte del ciudadano para acometerlas. «La suma de todas ellas, más las licencias de obras del pasado año 2020 va a ser similar al número de licencias de 2019. Quiere decir que no ha habido una minoración ni en número ni en ingresos por licencias en 2020 con respecto al año anterior», asegura Raúl López, concejal responsable del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, quien recalca que es todo un «éxito» teniendo en cuenta las circunstancias del año por la pandemia y el confinamiento. «El ingreso por licencias de obras en 2019 rondó los 12 millones de euros y en 2020, a noviembre, ya era de 11 millones, lo que significa que si diciembre se comporta de forma similar al año anterior, el ejercicio se cerraría igual. No obstante, hay que recalcar que en noviembre generamos el doble de ingresos por este concepto que en el mismo mes de 2019 y eso ha ayudado a remontar. La estimación que tenemos es que vamos lograr recuperar en el segundo semestre el aciago segundo trimestre», aclara López.
Fuente: Diario Sur