Las reformas en la vivienda son un proceso que ocurre en todos los hogares en alguna o variadas ocasiones. Una vez se toma la decisión para ponerse a ello hay que valorar cuál es el mejor momento del año para las reformas. El verano es una época idónea para estos trabajos. A continuación te contamos por qué.
¿Qué ventajas se asocian a realizar reformas durante el verano?
La primera razón que lleva a muchas familias a realizar reformas en verano es que disponen de más tiempo libre, lo que permite controlar más minuciosamente el proceso. Esta misma idea sirve para el efecto contrario, abandonar la vivienda para ir a una segunda residencia o pasar unas vacaciones fuera de casa y evitar así las molestias y los ruidos propios de los trabajos.
Esta época del año, si bien es cierto que es la que cuenta con las temperaturas más altas, es también la que presenta los días con más horas de luz natural. Esto permite ganar en productividad, especialmente en las reformas eléctricas donde es necesario cortar la electricidad.
A la cuestión estacional y climática se suma también la práctica ausencia de humedad y condiciones meteorológicas adversas (si excluimos las altas temperaturas). En invierno los trabajadores del sector tienen que enfrentarse al frío, la lluvia, alta humedad, vientos desagradables… elementos que pueden prolongar el tiempo de trabajo y generar más molestias para los residentes.
Un último argumento que lleva a muchas familias a iniciar sus reformas en verano es que de este modo pueden gozar de un invierno más confortable y cálido. Cuando se opta por esta alternativa, más allá de reformar las estancias que sean necesarias en la vivienda, es importante revisar el estado del sistema de calefacción, mejorar el aislamiento térmico del inmueble y comprobar que no existen fugas por las que se escapa el calor del hogar y se pierde eficiencia energética.